Lo
que la vida me enseño a valorar
Cada una de las líneas
que ahora escribo arranca de mí una pequeña lágrima. Pues tal vez sea el
remordimiento o todos y cada uno de los
sentimientos de culpa que ahora lleva mi corazón. Siempre creí que todas las
personas que estaban a mi alrededor, me iban a durar para siempre… ¡Grave error!
Solía compartir muchos momentos con ellos, recuerdo siempre muchos ratos de
felicidad y euforia, todo era una alegría total. Luego crecí, y el tiempo compartido comenzó cada vez a
hacerse un poco más corto. Llegan nuevos amigos, amores y demás… y aunque el sentimiento hacia esas personas
nunca cambie, empezamos a olvidarlas. Tal vez sin quererlo, quizás inconscientemente,
pero dejamos de compartir con ellos momentos que simplemente en un pasado era
todo lo que nos llenaban, y que nos hacía estar felices con nuestra vida. Pero
a pesar de todo y aún consciente de que tenía esas personas ahí, no hacía nada
por compartir ratos con ellos, aún sabiendo que su única felicidad era vivir
diez minutos con los seres que amaban. Pero hay algo que siempre va a estar
atado a la vida, que corre y corre y es imposible detenerlo. ¡El tiempo! Pues este no tiene complacencia con nadie, solo
avanza y avanza impulsando como un motor el tren de la vida. Y en un momento
dado esas personas que amas ya no estarán presentes… y de ese tren que no se
detiene algunas se bajarán. Cuando esto sucede queremos devolver el tiempo y
retomar todas las oportunidades que tuvimos para hacer feliz a la persona que
ya no está. A lo mejor le hicimos una promesa que nunca cumplimos, tal vez
queríamos ofrecerle algo que nunca tuvieron, o porqué no ayudarlos a alcanzar
su sueño. Sientes esa agonía en tu corazón, crees que es imposible continuar
sin ellos. Pero el tiempo todo lo cura y llega el periodo de aceptación, y de
nuevo comienzas a olvidar, pero en realidad no se olvida… sólo se supera un
poco. Ahora sí que te sientes solo en la vida, comienzas a valorar lo que
tenías… ¿Recuerdan esta frase? “valora lo que tienes antes de que la vida te
enseñe a valorar lo que tuviste”. Nadie es eterno, nadie está para siempre, por
eso ahora que estás vivo y tienes a tu lado a las personas que amas ¡valóralas!
No sabes cuánto tiempo estarán ahí para ti. Hazles saber lo especiales que son,
y diles lo mucho que te hacen feliz. No esperes que estén dentro de un cajón
para confesarles tus verdaderos sentimientos, pues ahí ya no te escucharán… Hoy
por hoy recuerdo todas aquellas personas especiales para mí, que han partido y
así mismo se han llevado una parte de mi alma. En mi vida las guardo como el
tesoro más grande que tengo, porque me enseñaron a cuidar de los que aún están
a mi lado. Y por más tiempo que pase van a estar guardadas en el cofre de mis recuerdos, hasta que llegue
el momento de que sea mi turno de bajar del tren, no antes de haber entregado
todo el amor que en mi existió para todos aquellos que en algún momento estuvieron
en ese mismo vagón junto a mí.
Dedicatoria,
a todos aquellos que formaron parte de mi vida en algún momento y que hoy ya no
están.
Álvaro
Agudelo
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