Mostrando entradas con la etiqueta Esperandote. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Esperandote. Mostrar todas las entradas

sábado, 29 de octubre de 2016

En Ocasiones




En Ocasiones…

En ocasiones me detengo a pensar en mi futuro amor… ¿Cómo será?, en qué momento llegará; si es pronto o aún tarda en llegar.

En ocasiones me siento solo a mirar a la nada, como esperando una respuesta en el infinito… Me invaden ansias y muchas preguntas rondan mi cabeza.

En ocasiones pasadas no funcionó, aunque pareciese real…
Sólo me queda darle tiempo al tiempo, sólo espero estar preparado para cuando llegue; y que aquel amor también lo esté… Porque quiero que la próxima vez sea algo especial, algo que no tenga un final.

En ocasiones soy juzgado por ser demasiado romántico… pero es algo que nació en mí. Y la verdad es que no me importa… ¿Qué hay de malo en demostrar sentimientos bonitos a esa persona especial? Aquél que juzga el amor es porque jamás ha tenido uno real.

En ocasiones volver a sentir es bueno, volver a sentir que alguien te extraña, que alguien está pensando en ti; que se alegre al verte, que no tenga miedo de querer de manera completa… que de verdad se entregue.

Cultivar un amor no es fácil, siempre van a aparecer pruebas y obstáculos en él. Allí es donde se ve si de verdad es un amor puro y completo.

Aquí seguiré delirando con mis locuras de escritor, esperando aquello que demora en llegar; en ese amor… Aquél que me invade en ocasiones.

Álvaro Agudelo

lunes, 8 de febrero de 2016

Me gustaría...


Me gustaría...

Me hallo buscándote en cada rincón de mi cama sin poder conciliar el sueño, dando vueltas en el colchón, abrazando la almohada, arañando las sábanas, maldiciendo cada minuto que pasa y que tú no estás aquí, acompañándome esta noche. Cierro los ojos con la esperanza de verte en mis sueños y los vuelvo a abrir esperando encontrarte en mi realidad. 

Me gustaría ser esa claridad que entra por tu ventana para despertarte cada mañana y esos últimos rayos de luz para despedirte en cada atardecer. 
Me gustaría ser tu mesilla de noche para ver cómo te sumerges en el mundo de los sueños. 
Me gustaría ser tu sábana para arroparte en cada madrugada fría. 
Me gustaría ser tu espejo para convencerte de todo aquello en lo que dudes. 
Me gustaría ser tu perfume para investigar cada uno de los poros de tu piel. 
Me gustaría ser tu peine para enredarme en tu pelo. 
Me gustaría ser tu colchón para que descansaras en mí todo el peso del día y me gustaría ser tu almohada para aconsejarte en todos tus pensamientos. 

Pero por desgracia, ni soy esa claridad, ni esos rayos, ni tu mesilla de noche, ni tu sábana, ni tu espejo, ni tu colchón, ni tu almohada, sólo soy alguien que  te espera en su cama todas las noches en vela con la esperanza de que en una de esas, aparezcas.

Del Blog: Cartas al Pasado