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domingo, 3 de abril de 2016

Un camino largo


Un camino largo

Existe un camino maravilloso, largo y complicado de transitar…
El camino es difícil, muchas veces la vida te golpeará donde más te duele. Encontrarás personas que sólo te querrán ver caer., encontraras envidia, celos, resentimiento… tal vez en algún momento te encuentres con personas que te quieran humillar y desvalorizar. Pero a pesar de todo esto, no puedes desfallecer… Porque eres especial, porque vales mucho más de lo que puedas imaginar., estás en éste mundo por algo, tienes metas por cumplir, sueños por alcanzar.
Cada persona que habita éste mundo tiene un don, un pequeño regalo de Dios… Y simplemente cada cual debe encontrar la manera de descubrir ese tesoro que lleva dentro. Puede que en ocasiones te sientas perdido, que sientas que ya no puedes hacer nada más por mejorar., pero quiero que sepas que tu paracaídas jamás se abrirá si no te atreves a saltar. Es triste pensar que en el mundo hay personas infelices con sus vidas aun teniéndolo todo… pueden ver, pueden caminar, pueden oír, tienen la capacidad de pensar, crear, imaginar, ingeniar, etc… Y, aun así no son felices con lo que la vida les ofrece.
Los días son diferentes, cada uno de ellos es una nueva oportunidad que te da la vida para hacer las cosas mejor que ayer. Un mal rato no significa un mal día, todo depende de la actitud que tenemos para reponernos ante las caídas que se nos presenten.
Así que intenta recorrer éste largo y escabroso camino de la vida, sin prestarle tanta atención a los problemas de menor importancia. Recuerda que hay que sonreír y respirar, lo demás es opcional.

Álvaro Agudelo

sábado, 6 de febrero de 2016

La persona ideal



La persona ideal

Muchas veces en mi vida me he detenido a pensar por unos minutos si es que en realidad existe la “persona ideal” ¿Cómo será? ¿Será rubia? ¿Morena? ¿Tendrá ojos claros? Muchas preguntas en mi cabeza acerca del físico, pero… ¿La personalidad? En contexto es lo que realmente importa.
¿Has observado la belleza de las rosas cuando florecen? ¿Ves como son hermosos sus pétalos? Tanta es su belleza que las personas suelen utilizarlas para enamorar, para pedir perdón, para días especiales, en su mayoría para ocasiones románticas. Pero… ¿Ves que le sucede a la rosa cuando se corta? Su belleza sólo es temporal y sus colores vivos comienzan a marchitar con el tiempo.
La belleza de aquella rosa día tras día comienza a deteriorarse y pierde su hermoso pigmento. Hasta que llega un día que simplemente ésta desaparece… ¿Y sabes que queda de aquella hermosa rosa? Sólo la sonrisa y la felicidad que ésta nos dejó al instante de entregarla a esa persona especial.

Así como sucede esto con la rosa, así mismo sucede con las personas. Cada vez que llegue una nueva persona a tu vida recuerda el ejemplo de la rosa… La belleza física es sólo una ilusión, pasajera y fugaz. La verdadera belleza de una persona está en su corazón, lo que en realidad es como persona y lo que ésta es capaz de ofrecerte a ti. Los sentimientos bonitos que te haga experimentar, y lo más importante de todo… que no te haga sentir solo. Busca esa persona que logre llenar tus espacios vacíos, esa persona que se entregue de la misma forma que te entregas tú.

En realidad la persona ideal no es aquella mujer de busto y cola grande, no es aquel hombre de ojos claros y abdomen esculpido. La persona ideal la buscas y la encuentras tu mismo, conócela, deja que esta te de paso a conocerla más allá del aspecto físico. Conoce sus pensamientos, sus ideales, sus metas, sus sueños, sus aspiraciones en la vida, su inteligencia, lo que la hace diferente y única…
Recuerda que una cara bonita no dura toda la vida, pero unos sentimientos sinceros tal vez si… Dependiendo claro está de la manera que sepas cuidar de ellos y el valor que les des día tras día.

Álvaro Agudelo

viernes, 5 de febrero de 2016

Esta vez no

Esta vez no

Hola, después de tanto tiempo que ha pasado vuelves a mi… déjame decirte que de verdad me sorprende. En todo este tiempo han transcurrido muchos sucesos diferentes, algunos buenos y otros no tanto. Pero todos han dejado su enseñanza, créeme que a pesar de todo aún no te olvido y en mi corazón aún yacen muchos sentimientos por ti…Sé que pensaras que a mi vida ha llegado ya otra persona… no, no es así. Yo decidí esperar para darte lo mejor que hay en mi vida, pero al esperar solo recibí una condena. Tú simplemente te fuiste y jamás regresaste…

En ese gran intervalo solía visitar todos aquellos lugares a los que íbamos juntos de la mano, y todo era como una capsula del tiempo. Sencillamente todo igual y lo único que le hacía falta era tu presencia… al observar mí alrededor todo me recordaba a ti, las parejas felices besándose, veía sus caricias y simplemente con solo cerrar los ojos lograba sentir las tuyas sobre mi piel. Mi corazón palpitaba con emoción al soñar con que algún día regresarías a mí. Pero no fue así…

Ahora que te tengo en frente y tu suerte está en mis manos, déjame decirte que ¡te amo! Te amo con todas las fuerzas de mi alma, que siempre fue así y siempre lo será. Pero esta vez no… esta vez yo seré quien me atreva a soñar, esta vez seré yo quien tome las maletas y busque un camino diferente. Encontraré un nuevo amor que me amé de la forma que yo amo, un amor que no necesite tiempo para pensar, un amor que no viva de palabras sino de hechos, un amor para toda la vida…

Sé que eres capaz de conseguir un nuevo amor, Pero ahora no busques aquí, pues esta vez ya no lo encontrarás.

Sigue tu vida sin mirar al pasado, y dale más valor a las cosas, no por lo que son… sino por lo que significan.

Álvaro Agudelo


viernes, 29 de enero de 2016

Carta de despedida





Carta de Despedida

“Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que son sino por lo que significan.
Dormiría un poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen. Escucharía cuando los demás hablan y cómo disfrutaría de un buen ¡helado de chocolate!
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma.
Dios mío si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que le ofrecería a la luna. Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos…
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida… No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que la quiero. Convencería a cada mujer u hombre que son mis favoritos y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen ¡cuando dejan de enamorarse! A un niño le daría alas, pero dejaría que él solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido. Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres… He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacía abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse. Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.
Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas. Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al señor para poder ser el guardián de tu alma. Si supiera que esta fuera la última vez que te vea salir por la puerta, te daría un beso y te llamaría de nuevo para darte más. Si supiera que esta fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente. Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría “te quiero” y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.
Siempre hay un mañana y la vida nos da la oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco  y hoy es todo lo que me queda, me gustaría decirte cuando te quiero, que nunca te olvidaré.
El mañana no está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo. Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles “lo siento”, “perdóname”, “por favor”, “gracias” y todas las palabras de amor que conoces.
Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al señor la fuerza y sabiduría para expresarlos. Demuestra a tus amigos cuanto te importan.

Gabriel García Márquez


jueves, 28 de enero de 2016

Lo que la vida me enseñó a valorar





Lo que la vida me enseño a valorar

Cada una de las líneas que ahora escribo arranca de mí una pequeña lágrima. Pues tal vez sea el remordimiento o todos  y cada uno de los sentimientos de culpa que ahora lleva mi corazón. Siempre creí que todas las personas que estaban a mi alrededor, me iban a durar para siempre… ¡Grave error! Solía compartir muchos momentos con ellos, recuerdo siempre muchos ratos de felicidad y euforia, todo era una alegría total. Luego crecí,  y el tiempo compartido comenzó cada vez a hacerse un poco más corto. Llegan nuevos amigos, amores y demás…  y aunque el sentimiento hacia esas personas nunca cambie, empezamos a olvidarlas. Tal vez sin quererlo, quizás inconscientemente, pero dejamos de compartir con ellos momentos que simplemente en un pasado era todo lo que nos llenaban, y que nos hacía estar felices con nuestra vida. Pero a pesar de todo y aún consciente de que tenía esas personas ahí, no hacía nada por compartir ratos con ellos, aún sabiendo que su única felicidad era vivir diez minutos con los seres que amaban. Pero hay algo que siempre va a estar atado a la vida, que corre y corre y es imposible detenerlo. ¡El tiempo! Pues  este no tiene complacencia con nadie, solo avanza y avanza impulsando como un motor el tren de la vida. Y en un momento dado esas personas que amas ya no estarán presentes… y de ese tren que no se detiene algunas se bajarán. Cuando esto sucede queremos devolver el tiempo y retomar todas las oportunidades que tuvimos para hacer feliz a la persona que ya no está. A lo mejor le hicimos una promesa que nunca cumplimos, tal vez queríamos ofrecerle algo que nunca tuvieron, o porqué no ayudarlos a alcanzar su sueño. Sientes esa agonía en tu corazón, crees que es imposible continuar sin ellos. Pero el tiempo todo lo cura y llega el periodo de aceptación, y de nuevo comienzas a olvidar, pero en realidad no se olvida… sólo se supera un poco. Ahora sí que te sientes solo en la vida, comienzas a valorar lo que tenías… ¿Recuerdan esta frase? “valora lo que tienes antes de que la vida te enseñe a valorar lo que tuviste”. Nadie es eterno, nadie está para siempre, por eso ahora que estás vivo y tienes a tu lado a las personas que amas ¡valóralas! No sabes cuánto tiempo estarán ahí para ti. Hazles saber lo especiales que son, y diles lo mucho que te hacen feliz. No esperes que estén dentro de un cajón para confesarles tus verdaderos sentimientos, pues ahí ya no te escucharán… Hoy por hoy recuerdo todas aquellas personas especiales para mí, que han partido y así mismo se han llevado una parte de mi alma. En mi vida las guardo como el tesoro más grande que tengo, porque me enseñaron a cuidar de los que aún están a mi lado. Y por más tiempo que pase van a estar guardadas  en el cofre de mis recuerdos, hasta que llegue el momento de que sea mi turno de bajar del tren, no antes de haber entregado todo el amor que en mi existió para todos aquellos que en algún momento estuvieron en ese mismo vagón junto a mí. 

Dedicatoria, a todos aquellos que formaron parte de mi vida en algún momento y que hoy ya no están. 

Álvaro Agudelo