viernes, 5 de febrero de 2016

Aferrado a los recuerdos



Aún no te olvido...

Aferrado a los recuerdos

Al marcharte, dejaste un vacío gigantesco en el fondo de mi alma. Pues como yo te amé nadie te amará jamás. ¿Por qué me abandonaste? Esa pregunta ronda en mi cabeza todos y cada uno de los días que pasan. A mí alrededor todo se torna frio y gris, pues la felicidad, la alegría y el calor que tu compañía me brindaba se han ido contigo. Lagrimas, dudas, pensamientos sin fin… en eso consisten mis días desde que no estás.
Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te vi, y sólo me pregunto cómo pudiste olvidar todo lo que pasó entre nosotros. Como te las ingeniaste para lograr abrir las puertas de tu corazón a alguien más. Ese corazón que por mucho tiempo vibró con mi presencia. Ese corazón que sólo yo lograba acelerar… De verdad que no entiendo como superas tan fácil y rápido a alguien al que le juraste amor eterno.
Pero bueno, en la vida todo sucede por una razón y todo se mueve por la gracia de Dios. Muchas veces el nos cierra puertas para darnos paso a algo más grande y mejor. Pero el olvido toma su tiempo, y mientras tanto estaré aquí aferrado a los recuerdos, recordando todas las cosas que contigo viví. Las buenas y las malas… Las buenas para recordarte como un regalo que Dios y la vida me brindaron para tener ratos de felicidad y permitirme soñar con los ojos abiertos. Y las malas para darme cuenta que en la vida se cometen errores y de estos se debe sacar provecho para no cometerlos de nuevo.
Mil y mil gracias a ti por haberme permitido inscribirme en tu ayer, se que aunque ahora no tomo parte en tu presente, lo quieras o no estaré por mucho tiempo en tu memoria. Y lo único que te pido es que me guardes como un bonito recuerdo, que si me cruzas por tu camino no tengas que elevar tu mirada al cielo. Que al contrario me veas y me sonrías… Aún recuerdo aquel brillo en tu mirada la primera vez que te crucé en la calle. Espero que aquella persona que ahora ocupa mi lugar sea capaz de sacar ese mismo brillo de ellos. Te deseo “toda la felicidad del mundo” aunque para mí, siempre será una felicidad incompleta…

Álvaro Agudelo

No hay comentarios:

Publicar un comentario