Un
amor eterno
Hola
querida, Hoy no es un día como cualquier otro, es un día especial para ti y
para mí. Hoy es nuestro aniversario numero cincuenta… ¡Vaya! ¿Cómo pasa el
tiempo no? Aún recuerdo como si hubiese sido ayer la primera vez que te vi. Aquella
primera vez vi tus hermosos y radiantes ojos, han pasado muchísimas cosas a lo
largo de nuestras vidas. Recuerdo como de jóvenes anhelábamos estar algún día
juntos y poder compartir nuestro amor, sabíamos que no iba a ser fácil, que la
vida nos pondría obstáculos y Dios nos enviaría pruebas para medir nuestra fe. ¿Recuerdas
aquellos días que solíamos ir juntos a caminar? Yo nunca los olvido… ¿También
recuerdas cuando juntos elegimos el nombre de nuestro primer hijo? Todos esos
momentos junto a ti los conservo en lo más profundo de mi corazón, donde nadie
ha podido llegar… ¡Sólo tú!
¿Recuerdas
aquella promesa en el altar delante de los ojos de Dios? Ese fue el sello divino
que él nos brindo para que pudiéramos emprender ese camino difícil que tomamos
juntos., poco a poco fuimos escalando hacia la cima, logrando sueño tras sueño,
superando obstáculo tras obstáculo… Contigo aprendí cual es el verdadero
significado de un ¡Te amo!, Y pude comprender cuanto se puede llegar a entregar
una persona a otra cuando se tiene un amor verdadero. Ese amor verdadero, como
el que nos enseña Dios. Hoy quiero decirte que no me arrepiento de haberte
entregado las llaves de mi alma, no me arrepiento de haberte hecho mi esposa,
no me arrepiento de entregarte mi vida…
Cada
momento que pasamos juntos, ¡de verdad que me hizo feliz! Pues nunca tuve la
necesidad de buscar en otra persona algo, pues tu siempre tuviste ese don
especial para enamorarme día a día… ¿Recuerdas cuando las canas empezaron a
llegar a nuestras vidas? ¿Recuerdas las primeras arrugas? Sabíamos que en algún
momento tendrían que llegar. En realidad ¡Ya no éramos tan jóvenes! ¡Qué
nostalgia todos aquellos recuerdos que hoy pasan frente a mis ojos!
¿Sabes?
Como me gustaría que pudieses leer estas líneas que hoy escribo para ti… Hace
varios veranos que ya no estás físicamente conmigo, pero todos los días te
siento en mi corazón. Perdóname por no cumplir la promesa que nos hicimos, esa
promesa que nos decía que si algún día uno de los dos partía, encontraríamos a
alguien más. ¡Lo siento! Pero quiero que seas tú mi único recuerdo.
Mientras
tanto estaré aquí sentado viendo pasar todas esas largas tardes mirando a
través de aquella ventana, ¡Nuestra ventana! Donde a través de ella mirábamos jugar
nuestros hijos en el jardín. Todavía paso algunas noches sin poder conciliar el
sueño, y de nuevo me acerco a la ventana a mirar el cielo… ¡Es sencillamente
hermoso! ¿Sabes por qué? Porque sé que desde una de esas estrellas me miras.
Muchos
no quieren envejecer, pero este no es mi caso. Porque sé que cada día que pasa me
acerco más y más al día de mi partida… Me iré terrenalmente y para muchos será
una despedida, pero para mí será un bello regreso hacia ti… Sé que anhelas ese
día tanto como yo. Te extraño y te
recuerdo siempre amor mío... ¡Feliz aniversario!
Carta
inspirada para todos esos aquellos amores eternos, esos amores que no son de
dos y tres meses…
Esos amores que duran toda la vida.
Álvaro Agudelo
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